La obra reflexiona y se pregunta de manera poética sobre quiénes son los “salvajes”. Nuestras sociedades modernas han dibujado a “los salvajes” como seres primitivos y atrasados. Dos concepciones del mundo en conflicto: uno, en la idea de que los recursos naturales son ilimitados y están destinados a la explotación del hombre, y otra, en que el hombre forma parte de la naturaleza y su misión es protegerla porque es parte de su esencia. Ayla, la pequeña salvaje, busca a los seres humanos, su pueblo, esos primitivos, esos salvajes que sufren la destrucción de sus hábitats, de sus formas de vida, de sus recursos, de sus culturas,…